Siempre le digo a mi hijo que no
tiene que pegar a nadie, que sólo si le pegan tiene que responder, porque de lo
contrario otro día le sucederá lo mismo. Eso es el derecho a defenderse.
Últimamente en las tertulias de aquellos que, por su apoyo incondicional a
Mariano y su gobierno, sólo pueden ser denominados como voceros del PP, es
habitual escuchar el derecho de un país a defenderse. Parece curioso que muchos de
los que ahora apoyan a Israel sean herederos de ese franquismo que tanto simpatizó
con el nazismo, con cuyos asesinos colaboró y luego acomodó en nuestro territorio patrio al final de la segunda Guerra Mundial.
Pero claro, ahora la guerra es contra los palestinos, y para estos
“ultraliberales” el palestino es moro, sospechoso de terrorista y por supuesto,
sin ningún derecho para tener tierra o futuro. Y no tiene pasta, claro. Porque
con dinero en el bolsillo otro gallo cantaría, y se podría dejar a un lado que
recen a Mahoma en vez de a la Virgen del Rocío. Así que apoyan a Israel (que no
a los judíos, concepto mucho más amplio), porque son blancos, tienen pasta y,
de paso, están en un lugar muy estratégico por si mañana hay que desembarcar en
la zona y ponerse a repartir ostias a algún país con media luna.
Ejemplo de como algunos panfletos políticos quieren manipular el asesinato de cuatro menores palestinos a manos del ejército de Israel.
El derecho a defenderse es el
comodín de estos personajes. ¿Qué han matado a varios niños en una playa de un
bombazo? Es el derecho a defenderse. ¿Qué una escuela salta por los aires? Pues
también es el derecho a defenderse. ¿Y un hospital? Pues que te van a contar,
lo mismo de la autodefensa. Además, y siempre según esta gentuza, Israel sólo
bombardea lugares estratégicos, de forma precisa, como el bisturí de un doctor.
Como haría Mengele, se me ocurre pensar. Y además, en el colmo de la buena
voluntad del ejercito de David, avisan antes, con lo que los que mueren poco
menos que parece ser que se lo han buscado. Por lo tanto hay que pensar que los
niños muertos junto a sus padres, aunque fueron bien avisados, quisieron
quedarse en su casa para defender no se sabe el qué. Seguramente también los
enfermos del hospital asesinados no quisieron marcharse antes de las bombas
porque con el suero que tenían enchufado a sus brazos podían hacer armas de
destrucción masiva.
El derecho de la defensa de un
país, en el caso de Israel, parece referirse al derecho de exterminar a tu
vecino. Pese a la influencia que su lobby tiene a nivel mundial ya nadie
decente duda de que lo que está pasando en Gaza es una matanza, una orgía donde
la sangre la ponen los civiles palestinos, niños en una gran proporción. Obama,
ese presidente con un vergonzoso nobel de la paz y que se enrolla mucho con las
cámaras, lo mismo en una hamburguesería que en una cancha de baloncesto,
mientras dice que tiene que haber diálogo suministra a sus amiguitos israelíes
armas y los apoya incondicionalmente. Europa también calla, otorga y comercia. Y con las
manos manchadas de sangre nuestros políticos de traje almidonado y bolsillos
llenos hacen lo posible para que sus compañeros empresarios sigan haciendo los negocietes con
quien tiene dinero, Israel. Y es que Palestina sólo da problemas y no es buen lugar
para la inversión.
No hay derecho alguno que pueda servirse del
asesinato impune de civiles y niños, por mucho que algunos medios se empeñen en
buscar y rebuscar. El gobierno de Tel Aviv nos enseña unas armas ahí, unos
túneles allá… y en la vuelta de tuerca habitual en estos casos nos quieren
hacer ver que los antes habitantes de sus tierras no son mojigatos y que
también saben disparar: ¡si hasta ha habido víctimas israelís! Y es por eso que
los tanques, aviones y demás pertrechos militares son necesarios y, sobre todo,
equitativos. Guernica también necesitó ser bombardeada por la legión Cóndor, que
había mucho republicano rebelde.
Que Israel quiere Gaza para sí
mismo no es ya ningún secreto. Y claro, puestos a pedir le encantaría que el
pueblo palestino se diseminara entre los países limítrofes y así el problema desaparecería.
¿Qué los hijos de David llegaron los últimos? Eso no importa, que para ello son el
pueblo elegido de Dios.
Es indudable que la solución a
este conflicto no va a venir ahora ni en mucho tiempo, por mucho poderío
militar y ningún remilgo que Israel tenga. La única solución posible es la
convivencia de los dos pueblos, porque sí que hay gente que quiere esa
convivencia, en uno como en otro lado, y porque Israel, pese a quien pese,
seguirá existiendo. Pero mientras sus gobernantes y los que los apoyan sean
dignos del patíbulo dedicado a los criminales de guerra por las atrocidades que se están cometiendo, el camino no parece fácil.
Tampoco para los palestinos, acorralados en sus propias tierras, cada vez más
menguadas, que son diariamente controlados, asediados, humillados lo cual
lleva, como no podría ser de otra manera, a no elegir siempre el mejor camino.
Pero la solución debe de llegar.
No creo que esta tregua que acabo de escuchar sea el final a este nuevo
capítulo de la barbarie, aunque todo momento en el que no muere nadie es tiempo
ganado, pero quizás algún día pueda hablarse de paz en la tierra llamada por algunos
santa y que ahora más bien parece maldita.
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