lunes, 2 de junio de 2014

El Rey abdica. La democracia también.

Cuando hemos escuchado que el Presidente Rajoy iba a dar una declaración institucional todos deseábamos oírle decir que él y su gobierno se marchaban, adelantaban las elecciones o proclamaba la República. Claro, que eso sólo pasa en las películas. Rajoy aparece en persona, no en plasma, y anuncia que el Rey abdica. Según la Real Academia Española de la Lengua abdicar es “ceder la soberanía o renunciar a ella”. Así que si algún ingenuo ha saltado de la silla y no ha seguido escuchando habrá podido pensar que los Borbones cogían las maletas y se iban a un retiro dorado comprendiendo que ya la ciudadanía no puede aguantar un minuto más con una jefatura de estado sanguínea.

Pero esto es la cruda realidad. Y lo que Mariano nos cuenta es que el Rey abdica en su hijo, es decir, mantiene el cortijo. Y así todos los que ansiamos un sistema donde sea la ciudadanía la que habla y donde los sistemas de gobiernos medievales como la monarquía desaparezcan nos quedamos como antes, desangelados.


- Je je je, queridos españoles, ahí os dejo a mi hijo. ¡Tenéis borbones para rato! Hasta luego Lucas!

Nuevamente se nos somete al timo del tocomocho y a la dictadura realística. Rajoy se llena la boca hablando de que el Rey es el baluarte de la democracia, el garante de libertad… para mear y no echar gota. Lo que nos están diciendo entre líneas es que este sistema se sustenta en la traición de la transición donde se nos impuso una figura tan poco democrática como un Rey. Romper eso, parece decirnos el señor presidente, es avocarnos a una guerra que dios sabe cómo puede acabar.


Como se suele decir, “a rey muerto rey puesto”. Pero que tomen nota: cada vez menos gente nos creemos esta parodia nacional y antes o después reclamaremos soluciones. Si no nos las dan, tendremos que aplicarlas nosotros.

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