domingo, 6 de mayo de 2012

Los concursos de la España "nacional". 1937

La España "nacional" de la Guerra Civil proporcionaba pocas diversiones, y para aquellos que estuvieran en ella atrapados pero no compartieran sus ideas debía de ser algo así como vivir en el Afganistán taliban sin ser musulmán. O al menos sin ser talibán. Sin embargo siempre había lugar para el teatro o cine, eso sí, viendo obras generosamente censuradas que no dañaran no ya el fervor patriótico sino la moralina ultracatólica que vestía de sotana pueblos y ciudades. Casi mejor quedarse en casa y jugar unas cartas... Los más valientes siempre podían presentarse, sin embargo, a un concurso literario. ¿Un buen plan? Pues casi que no. Viendo la temática a la que había que ceñirse...




El concurso de la imagen, recopilado de la Gaceta de Tenerife, con fecha 11 de abril de 1937, muestra la "gran variedad" a la que el gran creador literario podía entregarse: la Santísima Virgen y España, el valor del martirio, Dios y Patria (que digo yo, mucha diferencia con el primero que hemos mecionado de la Santísima Virgen no habrá), el Estado, el propietario y el obrero ante la Religión... entiendo que primero habría que tomarse una copita de vino dulce antes de ponerse manos a la obra, esperando que la inspiración llegase por arte de magia un poco acojonada por los temas a tratar. Los más lanzados siempre se podían currar una poesia dedicada a la Cruz o a la Bandera. Fijaros que se me acaba de ocurrir un pareado: con la cruz y la bandera hacemos una hoguera. No creo que hubiera ganado el concurso...


Si la Gaceta de Tenerife estaba, por así decirlo, un poquito obsesionada con la Virgen, Dios, la Iglesia y la madre que los parió, el diario "El día de Palencia", en su edición del 12 de abril de 1937 parece querer ir más allá. En este caso son un poco más roñosos y sólo nos dejan cuatro temas, eso sí, jugosos a más no poder. Reconozco que me gustaria leer esos relatos que los buenos cristianos y literatos mandaron al concurso. Tiene que ser apasionante hacer una historia con los discursos de José Antonio, nombre muy común pero que cuando se refiere a Primo de Rivera no hace falta ponerle ni apellido, de lo famoso que era en la España Nacional. O sobre Cervantes y la Nueva España, tal y como pone en el recorte. No quiero imaginar que hubiera dicho Don Quijote en boca suya si hubiera conocido esos años de barbarie patriótica y religiosa. Seguramente nada, porque Cervantes, viendo el percal que se le presentaba, se hubiera ido de nuevo a Lepanto.

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