A nadie debería de sorprender las tonterías que algunos prelados escupen a los cuatro vientos y a las que por lo general ni sus acólitos hacen caso, salvo aquellos más radicales. Sin embargo lo que ayer declaraba en un diario malagueño Fernando Sebastián, el nuevo cardenal español, vuelve a encabronar a toda la población una vez más, quizás porque algunos se pensaban que la happy iglesia del papa enrollado Francisco iba a dar un vuelco a la anquisolada institución. A estas personas les diría que una cosa es fé y otra cosa alucinar. Y si pensaban que la iglesia iba a cambiar su caduca mentalidad entonces lo que tienen es más grave de lo que pensaba. Y he aquí el ejemplo mejor de lo que estamos hablando, las opiniones de este personaje que por la importancia que ha adquirido en la jerarquía eclesiástica son muy graves.
Una vez más se sataniza la homosexualidad, en este caso hablando de los gays y lesbianas como enfermos que se pueden asemejar a un hipertenso o un celíaco. Para el señor Fernando la homosexualidad es una "deficiencia" que se puede corregir y "normalizar con un tratamiento adecuado". Si bien ya decir esto es una aberración, habría que preguntar al cardenal el por qué no aplican estos tratamientos primero en casa, ya que todos sabemos de qué pie cojean algunos que visten sotana, y así "curan" a sus hermanos. La cosa tendría gracia si no fuera porque son unas opiniones que no hacen otra cosa que alentar una homofobia que estamos viendo como en algunos otros países está creciendo alentada desde los poderes políticos.
El fenómeno de las declaraciones, Fernado Sebastián
Fernando Sebastían también habla de que la sexualidad "tiene una estructura y un fin, que es el de la procreación. Una homosexualidad que no puede alcanzar ese fin está fallando". Pues bien, lo primero de todo decir al cura (perdón, al cardenal), que en los perros, los gatos y los cerdos por citar sólo algunos animales, la sexualidad sí que tiene el fin de la procreación, pero los humanos, por suerte, podemos elegir cuando echamos un polvo si lo que queremos es sólo pasar un rato o si además queremos traer un rapaz a este valle de lágrimas. En cualquier caso, quizás lo menos natural sea lo que este hombre y sus hermanos dicen practicar, esto es, el celibato. Eso sí que no tiene parangón en la naturaleza, a la que tanto aluden cuando les interesa.
Poca gente hará caso de estas estupideces, pero es una vergüenza que aquellos que tanto se jactan de predicar el amor por el prójimo hagan declaraciones como estas que sólo alientan el odio y la homofobia. Algunos ya estarán pensando que esta "nueva iglesia" no mola tanto...
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