lunes, 21 de enero de 2013

¿El Watergate del PP?

Estos días algunos nos quieren vender la moto hablando de que se necesita una regeneración política. Lo de siempre, lo de un pacto entre los partidos "del turno", los de siempre, los que mas han tangado, esto es, el PSOE y el PP. Pero, ¿un pacto para qué? ¿Para repartirse más el bacalado? Pacto si parece que hay, si echamos un vistazo a los indultos que unos y otros han hecho en sus años de gobierno. De acuerdo también se ponen en querer escaquearse y escurrir el bulto, como ahora el PP diciendo que sus cuentas están claras y no queriendo dar importancia a lo que, si este país fuera realmente democrático, supondría una purga de tal calibre en este partido ultraderechista cuya primera consecuencia sería, sin duda, la caída de su gobierno y un adelanto electoral inmediato. 

Pero señoras y señores, esto es España. Y pedir algo más que una estúpida comisión de investigación es no un reto, sino una quimera. Algunos han llamado a la pillada de Bárcenas y sus cuentas como el Watergate del PP. Pero este país, como hemos dicho, es diferente. Si aquí hubiera estallado el Watergate se hubiera echado toda la culpa no al presidente, sino a los que robaron en la sede del Partido Demócrata. Luego se hubiera hecho, eso sí, a petición del Presidente, una comisión de información. Ésta, como la mayoría sería republicana, hubiera determinado que sólo los ladrones tenían algo de culpa y que Nixon no era culpable de nada. La justicia metería en la carcel a los asaltadores con una pequeña condena de tres años que el siguiente gobierno indultaría y asunto zanjado. 


Instrumento de precisión para castigar los delitos de corrupción


Así que no esperemos listas negras, ni por supuesto que todos los corruptos indeseables que pusieron la mano para cobrar un sobre lleno de dinero negro sean identificados y sancionados. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, aquí se hace justicia superficial: se enjuicia al cabeza de turco de turno y todos los demás salvan el culo. Hoy un partido, mañana otro... Y así la política se ríe, una vez más, del ciudadano. Y en todos los sitios, pues esto de la corrupción y de las artimañas no es sólo de un partido o un gobierno. La corrupción tiene un espíritu internacional, y es la que de verdad no conoce fronteras. A ella le da lo mismo operar en Cataluña que en Madrid o Valencia. Lo que le importa es la pasta.

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