En la España de 1936 quienes no sabían que ciertos sectores militares
estaban a punto de sublevarse era porque no querían. Las organizaciones
sindicales como la CNT ya llevaban tiempo advirtiendo de que iba a haber
un pronto levantamiento y que el pueblo necesitaba armas con las que
defenderse de aquellos que tenían el monopolio de la fuerza. Pero los
políticos que ocupaban las poltronas de poder se negaron rotundamente,
seguramente porque se sentían más incómodos con un pueblo en armas que
con unos militares levantiscos. Quizás también algunos pensaron que con
cuatro dádivas a Franco y su camada sería suficiente como para atraerse a
estos personajes a la órbita republicana y democrática.
Desde los sectores más fascistoides del ¿pensamiento? político siempre se ha intentado dar unos motivos para el levantamiento militar maquillados. Porque la verdad suele ser menos agradable que una buena mentira, y hay muchos parroquianos sedientos de excusas que puedan legitimar una guerra civil, una brutal represión y cuarenta años de dictadura.
Por lo general lo que ha querido transmitir este tipo de bibliografía "adicta al régimen" ha sido la de mostrar una cadena de sucesos que han desembocado, como por arte de magia, en el levantamiento, y no mostrar éste como lo que realmente fue, es decir, un plan lentamente mascado que se llevó a cabo paso a paso.
Uno de estos hechos casuales se que presentan no como el desencadenamiento de la sublevación sino como la razón por la que Franco se unió a ésta es el asesinato de José Calvo Sotelo. El 13 de julio de 1936 el antiguo ministro de hacienda de la dictadura primoriverista y posterior diputado durante la segunda república era muerto como represalía por el crimen, días antes, del teniente de la Guardia de Asalto José Castillo. Sin embargo este hecho nunca pudo ser determinante para que Franco se uniera al golpe.
Uno de estos hechos casuales se que presentan no como el desencadenamiento de la sublevación sino como la razón por la que Franco se unió a ésta es el asesinato de José Calvo Sotelo. El 13 de julio de 1936 el antiguo ministro de hacienda de la dictadura primoriverista y posterior diputado durante la segunda república era muerto como represalía por el crimen, días antes, del teniente de la Guardia de Asalto José Castillo. Sin embargo este hecho nunca pudo ser determinante para que Franco se uniera al golpe.
El teniente de la Guardia de Asalto José Castillo
La forma en que tenían que cruzar Franco y sus hordas desde Canarias hasta la península fue mediante vuelo, en concreto a bordo del Dragon Rapide, un avión ligero usado para el transporte de viajeros en distancias cortas. El encargado de pilotarslo sería Luis Bolín, periodista corresponsal en Londres del diario ABC (como se puede observar este diario no ha abandonado sus ideas de otro siglo).
El día 6 de julio Luis Bolín recibió el encargo de llevar el Dragon Rapide hasta Canarias. Allí, según le dijeron, tendría que seguir las órdenes de Franco. Esto quiere decir que antes de ese día 6 Franco ya había decidido y organizado el golpe de estado, días antes, por lo tanto, de los asesinatos de José Castillo y José Calvo Sotelo.
Así pues, hay excusas que están sobradamente demostradas que son inexactas. Eso sí, para los que defienden que Franco fue el artífice del golpe de estado y su principal cabeza pensante, sentimos también defraudarlos, pues fueron los propios generales Mola y Sanjurjo los que dijeron en su día que Paquito se sumó a sus planes en junio de 1936, fecha para la cual el golpe de estado estaba más que mascado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Opina lo que quieras, aquí no se censura, sólo se pide educación.