La figura de consejero de interior en Catalunya no da seguridad sino miedo. Con cara de poca cosa, con algunos años que le deberían de haber dado dignidad pero que no le han aportado más que unos suculentos ingresos, Felip Puig se aferra a un sillón que debería de haber dejado por limpieza democrática tras las actuaciones en los últimos tiempos de sus lacay guardias del orden, los mossos. Pero claro, ni él quiere ni los burgueses que lo sustentan tienen interés alguno en ello.
En los últimos meses las críticas a este personaje han ido a más. Y es que le gusta que en la calle se haga lo que él dice, como el sheriff de las antiguas películas del oeste, sólo que en este caso el sheriff más parece un cacique que vigila sus haciendas y evita por todos los medios que nadie proteste a diferencia del de Hollywood, que tenía un halo de héroe y ejemplo a imitar.
Felip Puig, el héroe de la represión en Catalunya
La lista de los agravios de este hombre crece a cada día, pero sigue hipertérrito, con esa cara que sólo se inmuta al ver pasar una mosca, aburrido hasta la médula de que lo molesten por cuatro porrazos y unas cuantas tortas en comisaria. Lo último de sus chicos, la agresión a un niño de 13 años con un porrazo en la cabeza de la que ya hablamos en este blog, y el pelotazo en el ojo a Esther Quintana. La vergüenza de este país es el tener representantes políticos, consejeros o lo que la madre que los parió quiera llamarlos como este. Tipos que quieren dejarnos de tontos a toda la población diciéndonos que Esther no perdió el ojo por un pelotazo, sino por lo que algún otro civil lanzó. Claro, que no hay más tonto que el que se cree el más listo del bar, y ahora resulta que el propio director general de los mossos de squadra habla de realizar una investigación interna para conocer quién realizó este disparo homicida, lo que es lo mismo que decir que Puig mintió en el Parlamento acerca de que no hubo disparos en esa zona.
Lo curioso es que según nos contaron ya se había realizado una investigación que decía que allí no se había disparado. Pero claro, en el mundo de internet, del twitter y de las cámaras hasta en los paraguas surgieron imágenes donde se veía la calle en la que, según Puig, no había habido lanzamientos de pelotas, precisamente con esos mossos armados de ellas y usándolas. Así que ya no ha quedado más cojon narices que reconocer la verdad y decir nuevamente que se va a investigar.
No nos creemos nada. Evidentemente no nos creemos que Puig no supiera la verdad, lo que es lo mismo que decir que creemos que es un mentiroso compulsivo. No nos creemos que en la primera investigación se investigara realmente algo y no creemos que de esta segunda investigación vaya a salir un culpable que pague realmente por dejar tuerta de por vida a una mujer que nada hizo.
Y mientras los politicuchos que sustentan a este personaje gris, oscuro, casi siniestro, siguen en sus despachos engordando a costa de todos, los civiles van cayendo en manos de sus funcionarios armados. Y no vemos a ningún antisistema peligrosísimo, malísimo, detrás de aquel niño de 13 años que caía al suelo tras el golpe del mosso o detras de Esther Quintana. Sí que vemos, sin embargo, algunos antisistemas muy peligrosos de traje y corbata que quieren mantener un régimen que nada tiene que ver con ese de las libertades por el que dicen trabajar.
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