viernes, 7 de agosto de 2015

Nosotros y la policía. Educación siberiana.

Según nuestra ley no podemos hablar con los polis, ¿y sabes por qué? Porque son los perros del gobierno, instrumentos que el gobierno usa contra nosotros. A mí, hijo, me fusilaron cuando tenía veintitrés años y desde entonces he vivido siempre en la humildad, sin poseer nada, ni familia ni hijos ni casa; toda mi existencia la he pasado en prisión, sufriendo y compartiendo los padecimientos con los demás. Por eso tengo el poder que tengo, porque mucha gente me conoce y sabe que cuando cruzo las manos sobre la mesa y hablo, no lo hago por mi interés, sino por el bien de todos. Por eso muchacho, la gente se fía de mí.

Pues bien, te pregunto, ¿por qué razón deberíamos fiarnos de quienes se pasan la vida matando a nuestros hermanos, encerrándonos en la cárcel, torturándonos y tratándonos como si no fuéramos seres humanos? Dime, ¿cómo puede uno confiar en personas que viven gracias a nuestra muerte? Los polis son distintos del resto de la humanidad porque llevan dentro las ganas de servir, de tener amo. No saben nada de la libertad y temen a los hombres libres. Su pan es nuestro dolor, hijo mío, ¿cómo podríamos pactar con ellos?

NIKOLÁI LILIN, Educación siberiana. Publicaciones y ediciones Salamandra, 2014.



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