domingo, 21 de septiembre de 2014

Pedrito, el toro de la Vega y las corridas mentales..

Algunos en este país creen que la estupidez de la población a la que ansían mandar y dirigir es infinita. Que los hombres y mujeres de este país somos sólo idiotas con poca memoria a los que con cuatro palabras bonitas tener calados. Y muchas veces no se equivocan, aunque cada vez más la gente se da cuenta que lo que venden es sólo humo y que tras esas poltronas sólo hay caspa, mentira y pasado digno de olvidar.
Cuando en Sálvame el presentador dijo que no volvería a votar al PSOE por permitir que bajo su ayuntamiento en Tordesillas se realizara el toro de la Vega, el secretario general de este partido, acojonado, se apresuró a llamar para decirle a Jorge Javier que rechaza festejos como éste y que propondría una ley contra el maltrato animal. Y es que Sálvame lo ve mucha gente y en estos tiempos donde la televisión no deja de ser un lobby más el buscar el voto se ha vuelto imprescindible, máxime cuando algunos otros lo están haciendo mucho mejor que ellos y se están llevando el turrón.



Pedro Sánchez afirmó que su grupo intentaría lanzar una ley que evite el maltrato animal, como así ha sido. ¿O no? El jueves el PSOE registraba una proposición no de ley donde se insta al gobierno a establecer los mecanismos necesarios para que impida situaciones de maltrato animal en los espectáculos públicos y festejos populares. ¿ Y qué es esto? Pues básicamente una mierda que intenta salvar el culo a unos falsos progres que saben que sopas y sorber no puede ser.

Y, es que Pedrito, no se puede ir de defensor de los animales como si de Noé se tratara y al día siguiente, el viernes, decir que no prohibiras las corridas de toros aunque estes en contra del maltrato animal “en todas las fiestas populares”. ¿Pero este tío se cree que somos gilipollas? Quizás así lo piense, visto todos los años que nos han estado mangoneando ellos y su supuesta oposición, el partido popular. Señor Pedro, decir que se está en contra del maltrato animal y afirmar que ustedes si algún día gobiernan no prohibirán las corridas de toros es como oírle a un algodonero americano del s. XIX que no es racista mientras con el látigo sacude a un esclavo para que trabaje más deprisa.

Así que Pedro, nos gustaría que nos definieras a todos los que nos preocupan los animales y su trato justo qué es para ti el maltrato animal y hasta donde llega. Porque nos olemos que lo tuyo sí que es populismo cuando llamas a Sálvame para apuntarte un tanto y al día siguiente te entra dolor de vientre viendo la que has liado y la que te pueden liar los taurinos y dices que no prohibirás uno de los espectáculos de tortura animal más habituales y vergonzosos de este país, las corridas de toros. Sí señor Pedro, porque lo del toro de la Vega es vergonzante, pero por suerte es sólo una vez al año, mientras que en las plazas de toros se tortura y mata a miles de estos animales al año.

Pero claro, como en la alta política hay que ser siempre correcto en todos los lugares piense lo que uno piense hay que dar agua a todos, incluidos aquellos que disfrutan con la sangre en el ruedo.

Algo similar a lo que ocurrió en Catalunya, cuando se prohibieron las corridas de toros alegando la protección de los animales, protección que sin embargo no les dieron a los toros embolados, a los ensogados o a los toros al mar. Claro, en este caso la razón es la de siempre: eliminar estas prácticas sería un suicidio político en aquellas poblaciones que se celebra y que a tanta gente atrae. Así que quitamos los toros de las plazas, que además de una tortura es muy español, pero dejamos el resto de putadas taurinas, no sea que mis votantes catalanes me manden a comer sobrasada.



Igual sucedió en Vitoria-Gasteiz con la prohibición de usar animales salvajes en los espectáculos circenses: “todos por los derechos de los animales”, parecía querer decir el alcalde de derechas de la ciudad, en un alarde animalista nunca visto antes. Pero es que esta misma ciudad hace unos años se gastó un dineral en una plaza de toros nueva donde las corridas, por supuesto, no se han pretendido eliminar ni por asomo. Y es que es muy malo que el del Circo tenga un tigre que toca las palmas pero no pasa nada porque al toro en fiestas le claven la pica, lo llenen de banderillas y el matador, con mejor o peor fortuna, acabe con él de un espadazo.


Todo esto nos lleva a que tenemos que tener conciencia que estos políticos de los grandes partidos son trileros que intentan conservar el voto aunque para ello donde un día dicen digo y al día siguiente diego. La tortura animal, en todas sus variantes, debe de ser abolida, prohibida y sancionada de manera ejemplar, sin preocuparnos cuántos seguidores tiene o si es típico de esta u otra región. El maltrato animal como espectáculo envilece a una ciudadanía y dice mucho de la catadura moral de aquellos que disfrutan con el dolor apelando a la tradición. Y los partidos políticos que la amparan, sufragan o incluso potencian ser marcados por la población para que se den cuenta de que ellos y sus votantes amparan y son cómplices de este abuso que la historia, sin duda, algún día condenará.

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