martes, 12 de febrero de 2013

Desahucios y la democracia del Partido Popular

Que cada vez este sistema no es más que una patochada de lo que algunos pretenden llamar democracia es algo que por evidente no hay que dejar recalcar. Hoy Rajoy reconocía no haber cumplido con su programa electoral, aquel por el que sus votantes lo eligieron, pero que sin embargo había cumplido con su deber. Es decir, que se ha pasado por el forro de sus cojo las narices la razón de su elección y, como en un golpe de estado "a la antigua", hace y deshace a su antojo sin contar para nada con la población.

El presidente elegido por una mayoría de votantes (que no por la mayoría de la población) dice semejante discurso y no se le obliga horas después a dimitir. Sí, se le debería obligar, porque en este país la tradición de dimitir es algo que no surge de la voluntad de los partidos gobernantes, igual que los referéndum o la transparencia. Eso son cosas de otros lugares. 

El ejemplo más claro de que este gobierno (y que esta "democracia" permite) es éste: tras reunir la plataforma antidesahucio más de un millón cuatrocientas mil firmas para que se admita a trámite en el Congreso (no para que se apruebe, sino para que se debata) la dación en pago el PP ha decidido que, aprovechándose de su mayoría absoluta, vetará la medida. Medida que a buen seguro no sólo apoyan un millón cuatrocientas mil personas sino muchísimos más, incluidos aquellos votantes del PP que nos pusieron al resto del estado a las patas del caballo. O del burro, mejor dicho.


"Deposite aquí sus iniciativas populares" Les damos las gracias. FIRMADO: El Gobierno de este PPaís.


No le importa al PP lo más mínimo lo que la población quiera. A ellos sólo les importó que les eligieran en las últimas elecciones, salir con mayoría absoluta y luego mandar por donde amargan los pepinos a todos aquellos que quieran un poco de decencia en la forma de hacer política. Así que esta tarde veremos un evento propio de la España cañí, de la España de Paca la Culona, del Olé y de las castañuelas. Así, mientras se calla la voz de casi millón y medio de personas que claman contra el desahucio, se podrán oir las de seiscientas mil que firmaron, reclamadas por la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, para poder declarar no los toros, sino su crimen en público, como bien cultural de este país.

Maldito país aquel que permite que sus ciudadanos sean desahuciados y obligados a pagar un piso que no tienen porque el banco se lo quedó, mientras encumbran a los altares a los empresarios de un "arte" que se empeña en disfrutar y ganar dinero con el sufrimiento animal. Malditos.

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