viernes, 24 de agosto de 2012

Los Escolapios y los Carmelitas. Barcelona, 1936.

En las diversas barriadas, aparte del paqueo sostenido constantemente desde casas particulares, la lucha se limitó a fuertes combates contra los ocupantes de iglesias, asilos y conventos. Allí se encontraban militares, falangistas, curas, frailes y en alguno hasta monjas que, parapetados en los mismos, disparaban incluso con fusiles ametralladores, ametralladoras y bombas de mano contra los defensores de la República. Cada uno de estos locales tuvo que ser tomado después de un combate más o menos encarnizado (...).


 

Canbe destacar la fuerte resistencia encontrada en el monumental edificio de los Escolapios, de la Ronda de San Pablo. El combate duró largo tiempo. Dentro del mismo, militares, falangistas y los propios sacerdotes disparaban sin cesar. Se conoce que días antes habían aprovisionado munición y armas en gran cantidad. No hubo más remedio que sitiarlo por el fuego... Y así se consiguió la rendición de un edificio que en parte era compuesto por una Escuela de niños, regida por sacerdotes que olvidaron su verdadera misión e hicieron armas contra un régimen legal y contra todo un pueblo republicano.

Otra iglesia, en la que se combatió encarnizadamente, fue la de los Carmelitas y convento del mismo nombre. También allí frailes, falangistas y militares se resistieron y ocasionaron innumerables bajas al pueblo. Y no fueron reducidos hasta después de un combate que duró más de ocho horas. 

Ricardo Sanz, Los que fuimos a Madrid.

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