miércoles, 4 de abril de 2012

La semana santa y sus fariseos.

Ante estos días de Semana Santa, procesiones y demás actos folklóricos no podía menos que dejar una pequeña parte del discurso de Alexander Berkman sobre la religión y la hipocresía religiosa (no sólo católica, aunque sea la que se precia en estos momentos). Su texto va más allá, aunque no lo reproduzco por completo por ser un poco largo. Sin embargo os lo recomiendo encarecidamente. 

En estos días donde veremos a políticos, ricos y famosos vestir sus trajes de marca para asistir a procesiones, misas y arengas varias, en estos momentos más que nunca sus palabras son, como en otros temas, cañones contra la hipocresía. Y es que ver al sector conservador en tales actos de "piedad" no da otra cosa que vergüenza ajena. Y es que, en otras palabras que las que dice Berkman, "a dios rogando y con el mazo dando". Porque, ¿que hay más religioso, más piadoso, más cristiano, que más amor rezuma que, por ejemplo, una procesión de legionarios? Lo más añejo de la por desgracia no superada del todo España cañí podemos observarla estos días. La idolatria y la falsedad, esas son las buena nuevas, hermanos. Atrás quedaron los valores cristianos de verdad, aquellos por los que supuestamente un hombre fue cruficado.


"El ABC del comunismo libertario", Alexander Berkman:

"El cristianismo tiene alrededor de dos mil años de edad. ¿Ha abolido algún mal? ¿Ha acabado con el crimen y el asesinato, nos ha librado de la miseria y la pobreza, de la tiranía y el despotismo? Tú sabes que no ha sido así. Sabes que la Iglesia cristiana, como todas las demás Iglesias, ha estado siempre al lado de los amos y contra el pueblo. Más aún: la Iglesia ha causado peores contiendas y más derramamientos de sangre que todas las guerras de reyes y de emperadores (...).

Piensa que Jesús pretendía que todos los hombres fuesen hermanos, que viviesen en paz y en buena voluntad. La Iglesia mantiene la desigualdad, la disensión nacional y la guerra.

Jesús condenó a los ricos como víboras y opresores del pobre. La Iglesia se doblega ante el rico y acumula vastas riquezas. El Nazareno nació en un pesebre y fue pobre durante toda su vida. Sus pretendidos representantes y sus portavoces en la tierra viven en palacios. 

Jesús predicaba la humildad. Los príncipes de la Iglesia son altaneros y están orgullosos de sus riquezas. "Lo mismo que hicierais con el último de mis hijos", dijo Cristo, "lo hacéis conmigo". La Iglesia sostiene el sistema capitalista que esclaviza a niños pequeños y los lleva prematuramente a la tumba. 

"No matarás", ordenó el Nazareno. La Iglesia aprueba las ejecuciones y la guerra.

El cristianismo es la mayor hipocresía creada. Ni las naciones cristianas ni los individuos practican los preceptos de Jesús. Los primeros cristianos sí lo hacían, y por eso fueron crucificados, quemados en la hoguera o arrojados a las fieras en el ciero de Roma o arrojados a las fieras en el circo de Roma. Más tarde, la Iglesia cristiana llegó a un acuerdo con los que tenían el poder, ganaba dinero e influencia poniéndose al lado de los tiranos y contra el pueblo. Dió por bueno todo lo que Cristo condenó y por eso se granjeó la voluntad y el apoyo de los amos y los reyes. Hoy en día, rey, amo y sacerdote son una trinidad. Crucifican a Jesús diariamente, lo glorifican con servicios religiosos sólo de palabra y lo traicionan por monedas de plata. Alaban su nombre pero matan su espíritu". 

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