jueves, 2 de febrero de 2012

Antiguas reclamaciones de actualidad

III Congreso de la CNT en el Conservatorio de Madrid. Foto CGT.

El III Congreso de la CNT fue celebrado en Madrid entre los días 11 y 16 de junio de 1931. Tras la caída de la dictadura de Primo de Rivera y la dictablanda de Dámaso Berenguer la CNT vió de gran importancia la celebración de un congreso que desde 1919 no se había repetido. La asistencia fue de 511 delegados, representantes de los sindicatos de 219 poblaciones. Los representados, sobre unas 800.000 personas. Entre otras cosas, uno de los puntos básicos que se discutió y aprobó fue el de la cuestión agraria, realizado por federación de campesinos:

1. Expropiación sin indemnización de todos los latifundios, dehesas, cotos de caza y extensiones roturables, declarándolos propiedad social. Anulación de los actuales contratos de tributación al propietario, por otros que fijarán los Sindicatos en armonía a las necesidades de cada localidad.

2. Confiscación del ganado de reserva, semillas, aperos de labranza y maquinaria que se halle en poder de los terratenientes expropiados.

3. Entrega proporcional y gratuita en usufructo de dichos terrenos y efectos a los Sindicatos de Campesinos para la explotación y la administración directa y colectiva de las mismas.

4. Abolición de contribuciones, impuestos territoriales, deudas y cargas hipotecarias que pesan sobre las propiedades que constituyen el medio de vida de sus dueños y son cultivados directamente y sin intervención continua ni explotación de otros trabajadores.

5. Supresión de la renta en dinero o en especies que los pequeños arrendatarios (rabasaires, colonos, arrendatarios forales, etc.) se ven obligados actualmente a satisfacer a los grandes terratenientes y los intermediarios dedicados al subarriendo.

Cuanto podría haber cambiado nuestra historia...

A modo de nota, en este congreso intervendría Rudolf Rocker, en calidad de secretario de la AIT. Algunas de sus palabras fueron: "El peligro mayor que hoy se ofrece a la CNT es el peligro democráta. La proclamación de la República ofrece a las masas obreras el espejuelo de mejoras harto difíciles de conseguir dentro del marco del régimen capitalista. Pero el peligro de que las masas acepten esa sugestión existe. Y ya sabéis que las democracias, más que destruir el viejo aparato capitalista, vienen a sostenerlo."


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