lunes, 17 de marzo de 2014

La miseria de la guerra. Francia, 1940.

"El rostro de la guerra es horroroso. Pueblos y aldeas hechos pedazos, tiendas saqueadas por doquier, objetos de valor pisoteados por las botas, reses abandonadas que vagabundean de un lugar a otro, y perros desesperados que furtivamente van de casa en casa... Vivimos como dioses en Francia. Si necesitamos carne, se sacrifica una vaca de la que sólo se toman las mejores partes, y el resto se descarta. Hay muchas cosas en abundancia: espárragos, naranjas, lechugas, nueces, cacao, café, mantequilla, jamón, chocolate, vino espumoso, licores, cerveza, tabaco, puros y cigarrillos, así como juegos completos de ropa blanca.

Como nuestro avance se realiza en largas marchas por etapas, perdemos contacto con nuestras unidades. Con el fusil en mano, irrumpimos en las casas para saciar el hambre. Horrible, ¿no os parece? Pero uno se acostumbra a todo. Gracias a Dios que en nuestra patria no se vive en estas condiciones".


HANS B., Soldado alemán de la 269ª División de Infantería.



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