Rodeados de gilipollas

Que las incompetentes oficinas del INEM están abarrotadas no es ningún secreto. Por mucho que algunos de los que ¿nos gobiernan? se empeñen en decir que esto va para adelante y que sólo se necesita un poco de paciencia. ¡Paciencia! Es fácil pedirla (y mucho más tenerla) desde la poltrona, con un buen sueldo mensual y jugosas dietas en los bolsillos. Dietas con las que tener comida caliente todos los días y, por qué no, buenos y fríos cubatas a precio de coste en la cafetería del congreso. 

Si todos tuviéramos esas dietas seguramente no habría en el mundo hambre. Y así organismos como la Organización Mundial de la Agricultura y la Alimentación se abstendría de decir gilipolleces como su recomendación de comer insectos para combatir el hambre en el mundo. A esos iluminados les daba yo para desayunar larvas, para comer saltamontes y para cenar una mierda pinchada en un palo, que igual si siguen investigando descubren que la coprofagia es también una forma de combatir el apetito.

 Un pinchito de larvas para sus señorías: la solución a los gastos de taberna del Congreso

Así que ya nos están advirtiendo de que los que tienen la pasta seguirán viviendo de puta madre, su jabuguito, su marisquito, su buen vino... nosotros podemos estar tranquilos, porque a poco que te pongas enseguida encuentras un mosquito o una lombriz y con eso ya vas arreglado. 

Ellos se preocupan de nosotros, y por eso debemos de agradecérselo. Una buena manera es la de trabajar por debajo del salario mínimo interprofesional como propone el banco de España. Que si ya es una porquería de salario encima lo quieren bajar más. Vamos, que si lo hacen varias veces al final el currela va a ser el que ponga la pasta para poder ir al taller. 

Y mientras todo esto ocurre las encuestas dicen que el PP volvería a ganar las elecciones. Y entonces ya no hace falta que no tengas para comer porque habrás perdido el apetito. Y te viene la sensación de que vivimos rodeados de gilipollas.