miércoles, 3 de octubre de 2012

Las tres marías: Mayor Oreja, Cifuentes y Fernández Díaz.

A los políticos tradicionales del PP se les sigue viendo el plumero. Y es que formar parte de un partido político heredero de la derecha más rancia directamente emparentada con el antiguo régimen hace que no exista mucho progresismo, como es lógico, en sus filas. Y como lo que sí que hay en abundancia es casposidad, ésta afluye normalmente por los poros de sus militantes. 

Hace unos días ya el ministro de interior, Jorge Fernández Díaz, decía sentirse orgulloso de la actuación policial en la concentración de "Rodea el Congreso", actuación que todos vimos no ya desmedida, sino un grado más. Porque vale más una imagen que mil palabras, tuvimos más de mil imágenes donde se vió la violencia desmedida de los cuerpos policiales en la represión de los manifestantes. Se vé que esto le enorgullece al señor Fernández, y le hace sentirse mucho más "demócrata". 


 
Fernández Díaz viendo las tortas dadas por la policia el 25S: ¡Olé, olé y olé! ¡Viva mis chicos! (Foto Público)


Este seguimiento de la concentración por parte de los medios es algo que no agrada a los señores demócratas de la ultraderecha. Y quien mejor que para representarlos que el ya casi olvidado, y ahora resucitado como un mal sueño, Jaime Mayor Oreja. Este señor, relegado de la política más activa aunque cobrando suculentos beneficios por ella (es decir, enviado a Europa por su partido para que no moleste), sale a la palestra diciendo que es "un disparate que se televisen todos los problemas del orden público con cámara de televisión, porque incitan a manifestarse". 

No debería de extrañarnos una opinión así en alguien con el pasado y escaso presente como Mayor Oreja. La libertad de expresión y que se conozca la verdad es algo que a alguien con esas connotaciones políticas le asusta. Jaime preferiría una televisión como el NO-DO, donde se viera a Rajoy inaugurando pantanos, visitando un comedor de indigentes o dando la mano a un viejecito por la calle. Así que claro, el tener un periodista grabando la paliza que un "miembro de los cuerpos de seguridad" propina a un muchacho por concentrarse en contra de los recortes y la crisis, es algo que afea el país. Exactamente dice: "porque incitan a manifestarse", aunque quizás debería de decir: "porque no podemos disolverlos de la forma que mejor nos parezca".


Mayor Oreja, la derecha de la derecha. Siendo fiel a sus antepasados colaboradores del franquismo, le preocupa mucho que los medios de comunicación no comulguen con el gobierno y publique qué pasa en las calles.


Gracias a ¿dios? existen más medios de información que donde suele hablar este oscuro y siniestro personaje, periodistas que en su trabajo filman todo lo que es noticia, los excesos de unos, pero también los de otros, y en los excesos el más culpable es al que se le paga precisamente para evitarlos, al que se supone que defiende la ley pero que por otro lado se la salta.

Y es que es tiempo de manifestarse, de protestar. Porque nos están pisando, imponiendo unas políticas que no hemos votado, dejándonos en mano del capitalismo más extremo, recortándonos lo más sagrado que un país puede tener aparte de la libertad, es decir, la educación, sanidad y cultura. Aunque claro, para evitar esto ya ha salido otro notable miembro (y cada vez más "querido") del Partido Popular, la delegada del gobierno en Madrid señora Cifuentes. A esta señora, bien apañada y con un marido en boca de todos, le preocupa no ya que los medios de comunicación graben lo que sucede en las calles, sino va un paso más allá y cree que habría que "modular" el derecho de manifestación. O lo que es lo mismo: terminar con él. Modular es una palabra tan ambigua como esta señora en lo que a democracia se refiere, y ya sabemos que cuando empiezan las modificaciones éstas acaban cercenando las libertades de los ciudadanos. Entendemos que la Cifu querrá que se den los permisos de manifestación cuando ELLOS quieran y manifestarse donde ELLOS digan. Vamos, que igual la próxima manifestación hay que realizarla en Almería, en medio del desierto, para no molestar a nadie.


Cristina Cifuentes, preocupada por la libertad de expresión (por su existencia). Foto Wikipedia.


Y así escribimos otro capítulo con sabor añejo de este gobierno. Ahora es nuestro turno saber aguantar el embite, no dejarnos pisar y que nuestros derechos y libertades se mantengan, por encima de todo. Pese a quien le pese.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Opina lo que quieras, aquí no se censura, sólo se pide educación.