viernes, 28 de septiembre de 2012

El sinsentido de la guerra. Loos, 1915.

"Que aquel que piense que la guerra es algo glorioso, dorado, que adore pronunciar conmovedoras palabras de exhortación, invocando el honor y el elogio y el valor y el amor a la patria con una fé tan irreflexiva y apasionada como la que inspira a los sacerdotes de Baal a invocar a su propia deidad somnolienta, eche tan sólo una mirada a una pequeña pila de harapos grises empapados que cubren media calavera y una tibia y lo que podrían haber sido sus costillas, o a ese esqueleto que yace a su lado, medio agachado, como cayó, perfecto, salvo que no tiene cabeza, cubierto todavía por la ropa hecha jirones; ¡y que se dé cuenta de lo magnífico y lo glorioso que es haber destilado toda la juventud y la alegría y la vida para convertirla en una pila fétida de putrefacción! ¿Quién de los que ha sabido y ha visto puede decir que la victoria bien vale la muerte de uno siquiera de ellos?

ROLAND LEIGHTON, carta escrita a su prometida tras participar en la batalla de LOOS. Esta batalla, que se desarrolló en 1915 y en la cual los británicos usaron por primera vez gas tóxico, fue un total fracaso por parte de éstos, que tuvieron casi 8.000 muertos en un ataque frontal sin sentido (carta extraída del libro de MARTIN GILBERT, "La Primera Guerra Mundial").


 Tropas británicas avanzando en la batalla de Loos en medio de una nube de gas tóxico

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