¿Qué queda en este país de ladrones de corbata y americana, de políticos que no representan a la mayoría y que hacen y deshacen a nuestras espaldas? Veo en mi ciudad, día a día, despidos multitudinarios gracias a las nuevas leyes laborales del gobierno mentiroso del PP, ajustes en plantillas innecesarios salvo desde la óptica empresarial del máximo rendimiento sin importar el coste humano.
Ayer tuve un halo de esperanza. Y no vino desde el gobierno, ni desde las agencias de calificaciones, ni desde los bancos... sino desde la lucha minera. En Asturias, Teruel, León, los mineros han dicho basta, y han salido a las calles y a los campos a defender sus derechos. Los cordones policiales han sido traspasados, sus uniformes y protecciones les hacían ser elefantes en el desierto corriendo en la habitual represión estatal tras unos mineros que cada vez más ven como los sucesivos gobiernos los olvidan.
Un rayo de esperanza. Un ejemplo ante un país dormido que sólo quiere que lo despierten el domingo cuando juegue su selección. La suya, que no la mía.
Foto: Antonio García
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