viernes, 2 de marzo de 2012

Mariano Rajoy se manifiesta.

"NO SE CONSIGUE NADA MANIFESTÁNDOSE"

Así nos deleitaba Mariano Rajoy con esta gran máxima democrática en Bruselas, hablando de la gran mayoría de la población a la que la reforma laboral simplemente nos parece aberrante. Una vez más la democracia y las elecciones generales cada cuatro años son una carta blanca para que el posterior presidente de turno haga y deshaga a su manera, eliminando derechos históricos de los trabajadores y, ¿por qué no?, en un futuro quien sabe, quizás libertades básicas. 

Porque, ¿hasta donde es permisible una política autoritaria sin consenso entre la población en aras de la economía? ¿Y de qué economía? Desde "Ningún sitio es bueno" estamos en contra de todo tipo de violencia, pero ¿qué le queda a la ciudadanía cuando pisan sus derechos más básicos y desde ningún sitio se les escuche?  ¿Cuánta población habría que sacar a la calle para que la reforma laboral, por ejemplo, fuera desechada? Si se supiera, por poner un caso, que el 75% de la población está en contra de esta reforma, ¿la pararían? O por el contrario, afianzándose en que fueron elegidos con mayoría absoluta, se la pasarían por el forro de los harían mutis por el foro y seguirían en sus trece?

La Huelga de "La Canadiense", que comenzó el 5 de febrero de 1919 a causa del despido de 8 trabajadores, llegó a paralizar el 70% de la industria catalana durante 44 días en un intercambio de solidaridad obrera no conocido antes. Con las tropas en las calles aún y todo el pueblo ganó la partida y se admitieron las peticiones de los huelguistas. ¿Qué hubiera dicho "nuestro presidente" si hubiera vivido ese momento? 


Querido Mariano, sabemos que vosotros, los políticos que os alternáis en este sistema bipartidista, no os interesa lo más mínimo la opinión de la gente en cuestiones económicas o políticas. No os interesa una masa pensante, que cuestione esa "cruzada anti-crisis" que queréis tenga un halo religioso (un tufillo del pasado, en definitiva), inundando todo con el apocalipsis que supone no aceptar vuestras medidas. No teméis a la calle, y es una pena, porque eso os afianza (a vosotros y a los que vengan luego, por supuesto) en vuestras poltronas y da rienda suelta a cualquier decisión política sea del índole que sea. No teméis a las calles, tenéis la fuerza de los grandes medios de comunicación, de los medios financieros, políticos (o sea, de decisión), policiales... pero la calle no ha dicho aún todo lo que puede decir y quien sabe si algún día el pueblo podrá imponer su opinión, realmente democrática. Por ahora Rajoy ya se ha llevado un microfonazo en la cumbre... 

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