La derrota es agria. Un hombre no mira ya nunca igual después de haber sido derrotado, sea del lugar que sea. La derrota empequeñece, asusta, incomoda, desconcierta. Algunos se resisten y niegan su situación, pero el fusil ha cambiado de manos y no saben que será de su futuro. Muchos morirán antes de ver sus mujeres e hijos, pero nadie olvidará ese momento, el de la agria derrota.
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