jueves, 20 de marzo de 2014

La injusticia universal del PP

Nuevamente vemos como a este gobierno la justicia se la trae al pairo y donde dice ley quiere decir “lo que me sale de ahí”. Acojonados por los chinos o abrazando la causa comunista, nunca se sabe (porque ser comunista en china si estás bien colocado es mejor que ser presidente de una multinacional en España y eso es lo que quieren todos los altos cargos políticos nacionales) se hicieron caquitas cuando desde las tierras de MAO les amenazaron con que si se mantenía la investigación y las causas sobre los responsables del genocidio en el Tibet se iba a cerrar el chorro de dinero con que compran “nuestra” deuda o invierten en “nuestras” empresas (nótense las comillas al definir la deuda o empresa como nuestras).




Y claro, donde manda capital no manda gobierno, así que rapidito han guardado en el cajón para los debates parlamentarios toda la soflama anticomunista, Gallardón se ha ajustado la corbata y rápido, muy rápido, han hecho una ley a la carta para contentar a los inversores chinos y, por qué no, a los americanos, que quieren quitarse la mácula de Couso cuanto antes mejor.

Es en España, y no en Catalunya, donde lo que importa es la pela. Da igual si eres comunista o capitalista, negro o blanco, francés o congoleño. Si tu cartera abulta entonces eres bienvenido, y si pagas, tus sueños se hacen realidad, sean cualesquiera que sean.

Es por eso que si cruzas la frontera saltando la valla en Melilla eres un ilegal, pero si eres un puto crack jugando al fútbol te pondrán alfombra, BMW con chófer y alguna que otra compañía agradable con tal de que te quedes en el equipo local. Si vienes de Marruecos, Argelia o cualquier país norafricano eres un moro, pero si en cambio llegas de Arabia con petrodólares entonces eres un jeque, y eso se cotiza al alza.

Y si lo que hay que investigar interfiere en nuestra economía, entonces es mejor olvidarte. Olvidar a Couso, dejar de lado los muertos en el Tibet, Ruanda o El Salvador, etc, etc. Supongo que una razón que podría alegar Gallardón es que, si no investigamos a nuestros propios muertos y torturados de la guerra civil y de los posteriores 40 años de dictadura, ¿para qué nos vamos a empeñar en sacar los trapos sucios de otros?.

Veremos en qué queda todo cuando hay voces, mucho más legitimadas que las de Gallardón y su camarilla, de que no sólo es inmoral lo que este gobierno está haciendo sino, además, ilegal. Confiemos una vez más en la incompetencia del gobierno a la hora de redactar esta ley de punto y final para que pueda ser parada en los tribunales que, últimamente, tanto visitan sus miembros.





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