Un año más tenemos que honrar a los cinco obreros asesinados por las fuerzas policiales el 3 de marzo de 1976 en Vitoria-Gasteiz. Un año más para exigir justicia, memoria y reparación. Hay mucho aún que decir acerca de esta matanza, que no sólo dejo cinco muertos sino decenas de heridos en aquella "la paliza más grande de la historia", como se jactaba alguno de los ejecutores.
Las víctimas del 3 de marzo son víctimas por partida doble: porque pagaron su lucha con la muerte y porque este maldito estado las ha querido olvidar. Pero para eso estamos nosotros, para no olvidar, y contar a nuestros hijos e hijas que en 1976 los gobernantes de este país, con Manuel Fraga a la cabeza (presidente honorífico del PP hasta su muerte, al igual que Franco, en la cama) quisieron aplastar el movimiento obrero mediante la fuerza de las armas. Y que no pudieron, igual que nadie podrá acallar este homenaje y reivindicación que año tras años se realiza en la capital alavesa.
Bienvenido Perea, Francisco Aznar, Romualdo Barroso, Pedro María Martínez Ocio y José García Castillo, asesinados por el estado, descansad en paz.
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