Mientras que en 1937 en la España que combatía al fascismo la mujer era una más en esa lucha a vida o muerte (especialmente en los núcleos más vanguardistas como en la CNT), en la parte sometida por las armas a los autoproclamados "nacionales" la mujer retrocede en los avances sociales que los últimos años había logrado.
A grandes voces lo reclaman así semanarios católicos como MIROBRIGA, SEMANARIO CATÓLICO. El cuadro publicado, perteneciente a su edición del 18 de julio de 1937, pide (ordena) a la mujer que luche por España mediante una cruzada de austeridad y modestia. (...) ¡Fuera brazos desnudos y piernas descubiertas, lejos toda procacidad en el vestido y arreglo personal! ¡Austeridad en la vida de retaguardia!
Los avances de la mujer provocaban temor en los sectores católicos. Y es que, que de repente a todos los niveles pudieran ser iguales a los hombres rompía con muchos años, siglos, de tradición y de sometimiento. La iglesia censora, inquisitorial, que veía a las herederas de EVA como un peligro para la honestidad del hombre, veía a Franco y sus secuaces como aquellos que volverían a poner en su sitio a las féminas, por un lado, y a la propia Iglesia, en este caso devolviéndole todas las prerrogativas que a lo largo de la historia había tenido; en definitiva, otorgándole nuevamente ese poder explotador y de control de las mentes, usos y costumbres. Y es que el juntar religión y patria es como mezclar drogas y conducción, no puede salir nada bueno de ahí.
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